Luego de una reunión entre las autoridades y los representantes de los floricultores se acordó que, a partir del 3 de noviembre, las puertas del cementerio se abrirán en horario corrido de 8 de la mañana a 5 de la tarde, con el objetivo que los trabajadores dedicados a este rubro de la producción puedan resarcir las pérdidas que vienen sufriendo desde hace más de año y medio, debido, básicamente, a la pandemia de la COVID – 19.
Milton Manturano, representante de la Asociación de Floricultores “Perla de los Andes”, refirió que esa es una forma de solucionar el cierre del cementerio los días uno y dos de noviembre, días centrales de visitas a los cementerios, días en los que esperaban vender su producto en grandes cantidades para “reactivarse” económicamente, pero, por disposición de la beneficencia y haciendo caso de una recomendación de la Dirección Regional de Salud (DIRESA) de Junín, optó por cerrar el campo santo debido a la “idiosincrasia” de la población tarmeña.
El productor agradeció al alcalde, José Mansilla Samaniego, quien dio esta propuesta para llegar a una solución “armoniosa” y no seguir perjudicando a los floricultores. Como no podía ser de otra manera se quedó en que la municipalidad, la policía y de ser necesario el ejército ayudarán a controlar para que se cumplan con los protocolos sanitarios, evitar que ingresen personas con bebidas alcohólicas o generen algún tipo de desorden.
Finalmente hizo un llamado no solo a los floricultores, para que respeten y se apeguen a los protocolos, sino a la población que acuda al cementerio, que mantengan el orden, que no se aglomeren, no ingresen con alcohol, porque de darse estas situaciones podría tomarse otra decisión y los únicos perjudicados serán estos ya, golpeados productores.