- Esta fue la ruta que siguió el policía tras asesinar a la joven secretaria. Toda la historia que mantiene conmocionado al país contada PASO A PASO.
Una visita a un amigo acabó siendo la peor pesadilla. La secretaria Sheyla Cóndor Torres, de 26 años, se convirtió en una nueva víctima del policía Darwin Condori Antezana, de 25 años. La historia de terror que mantiene en conmoción a todo el Perú se inició la tarde del miércoles 13 de noviembre.
Aquel día, Sheyla, con el carisma que la caracterizaba, salió desde su vivienda en Santa Anita hasta el lejano Comas para cumplir con la visita que había acordado con el suboficial de tercera. Él le había contado que tenía un perrito y ella quería conocerlo. Es así como llegó al condominio Torres Las Praderas, donde él la esperaba con su mascota.
Tras saludarse, quizás confiada por la sonrisa y actitud amable del agente de la PNP, ella se dirigió al departamento de la muerte y hasta cargó al pequeño perro, como se aprecia en las imágenes de las cámaras de seguridad del condominio.
De acuerdo con las investigaciones, ese mismo día, el agente, que prestaba servicios en el Grupo Terna del Escuadrón Verde, asesinó a la joven tarmeña e inmediatamente cercenó su cuerpo. Sin el menor remordimiento y con absoluta frialdad, el criminal guardó una parte de los restos en una maleta que escondió debajo de su cama. Las otras partes las desechó en otros lugares del inmueble, como el baño.
Mientras tanto, los familiares de Sheyla, preocupados porque no tenían noticias de ella, entraron a su computadora, vieron sus chats y descubrieron que se iba a ver con el uniformado en Comas. Tras ello, decidieron acudir a las comisarías de Santa Anita y Comas a denunciar su desaparición, pero ningún ‘efectivo’ les hizo caso. Solo les respondieron que seguramente se había ido con su pareja y que «ya volvería».
¿QUÉ HIZO DARWIN CONDORI TRAS MATAR A SHEYLA?
Tras acabar con la vida de su amiga, a quien conoció hace unas semanas por TikTok, y esconder su cuerpo, el suboficial salió a trabajar el día siguiente sin el menor cargo de conciencia, como si nada hubiera pasado. Debido a la realización del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), debía cumplir con determinados turnos entre los días jueves 14 y sábado 16, que acabó el evento.
Según los detectives a cargo del caso, el miembro de la PNP tenía un plan para deshacerse del cadáver. Primero, alquiló un vehículo para llevar la maleta hasta un descampado y prenderle fuego. Después simuló ser víctima de robo. Sin embargo, su macabra estrategia no se concretó.
Lo que resulta más inquietante y perturbador es que mientras los restos permanecieron en el lugar, Condori continuó recibiendo visitas con normalidad.
El sábado, sus colegas de la comisaría de Santa Luzmila lo llamaron para saber qué había pasado con Sheyla Cóndor, ante lo cual, el policía, con absoluto descaro y cinismo, respondió que la joven se había ido mientras él dormía.
Las horas pasaron y, por la noche, el sujeto debía participar en un operativo policial en San Martín de Porres, que se inició cerca de las 7:00 de la noche. Trascendió que sus compañeros lo notaron nervioso hasta que alrededor de las 9:30 de la noche, recibió la llamada de uno de sus inquilinos, uno de los cadetes de la Marina que fueron detenidos preliminarmente y liberados horas después.
Él le dijo que la Policía lo estaba buscando y que había ingresado al departamento para indagar por Sheyla. En ese momento, Condori abandonó la intervención policial y escapó. Sus compañeros reportaron este hecho ante sus superiores.
CELULAR FUE CLAVE PARA ENCONTRARLO
Tras huir de su puesto, el criminal se deshizo de su número telefónico. Los oficiales lo llamaban insistentemente, pero su celular sonaba apagado. Darwin había comprado un nuevo teléfono.
El jefe de Homicidios de la Dirincri informó que los detectives consiguieron el nuevo número y activaron el protocolo que permite acceder a la geolocalización. Su celular estuvo prendido hasta las 3:00 de la mañana del martes. Es así como el GPS señalaba que estaba en la zona de La Huayrona en San Juan de Lurigancho, donde hay varios hostales.
La mañana del martes, los agentes del Grupo Grecco ingresaron a cuatro hospedajes hasta que minutos después de las 11:00 a.m. dieron con el policía asesino en el hotel Las Perlas, de la calle Las Perlas 1755. Tras hablar con el encargado y darle las características del sujeto, ingresaron a la habitación 303.
Grande fue la sorpresa al encontrar Condori Antezana ahorcado. Tras darle los primeros auxilios, los policías lo llevaron a la clínica San Juan Bautista, en la Av. Próceres de la independencia 1764. A las 11:40 a.m., un médico de apellido Ramírez certificó su muerte. El feminicida también tenía una herida en la muñeca izquierda.
Mientras tanto, en la habitación del hotel, los detectives hicieron la inspección de ley y entre las pertenencias del agente, hallaron un chaleco de la institución, así como documentos y barbitúricos.
De acuerdo con el jefe de Homicidios de la Dirincri, en los últimos días también buscaron en la casa de la madre del feminicida en Barrios Altos y en Huancavelica, donde tiene familia.
En redes sociales, los usuarios se mostraron escépticos de lo ocurrido. «Cómo un policía que ya tenía denuncias por violación y se mostraba como si nada, va a suicidarse tras haber cometido un feminicidio», decía uno de los comentarios.
En tanto, la familia de la víctima, así como su abogado, exigen una investigación profunda para esclarecer las circunstancias de la muerte de Condori.
Por su parte, los vecinos del condominio expresaron su repudio por el feminicidio. Señalaron que el mismo departamento ya había sido escenario de denuncias previas. En 2023, se reportó un presunto caso de violación grupal, donde tres jóvenes escaparon tras haber sido retenidas y dopadas.
Hasta ahora nos preguntamos cómo es posible que un sujeto con un rosario de denuncias y moral cuestionada pertenecía a una institución que debe velar por la vida los ciudadanos.
TEXTOS: PERÚ21