LOS COMERCIANTES QUE SE UBICAN EN LA PARTE ALTA DE LA CIUDAD, LOS JUEVES Y DOMINGOS, ESTÁN DENUNCIANDO QUE SON OBJETO DE HOSTIGAMIENTO DE LA MUNICIPALIDAD, INCLUSO GENTE QUE – SUPUESTAMENTE – NO LABORA EN LA COMUNA LOS ESTÁN AMENAZANDO.
Los comerciantes ambulantes que los jueves y domingos se ubican en la “parte alta” de la ciudad de Tarma para vender sus productos, vienen denunciado que están siendo acosados y amenazados por los trabajadores de la policía municipal que, so pretexto de empadronarlos para poder tener un mejor control, les están haciendo firmar papeles, les piden sus comprobantes de pagos, antes de que culmine su actividad, entre otras acciones que ellos las consideran como hostigamiento.
Indican que, además de los policías municipales, hay otras personas que – supuestamente – no laboran en la municipalidad, pero los amenazan, les dicen que tiene que bajar a la parte céntrica de la ciudad de Tarma, a las “ferias tradicionales”, porque la actividad comercial que ellos realizan en las calles cercanas a la Av. Bermúdez, “va a desaparecer”, entre otras. Una de las personas que ha sido señalada por los vendedores es John Aliaga, ex trabajador municipal que está inhabilitado para la función pública.
NO HA CUMPLIDO CON SU PROMESA.
Otra de las quejas de estos trabajadores es el incumplimiento del alcalde, Walter Jiménez, del ofrecimiento de apoyo que les hizo. Hasta ahora están a la espera de los tachos para la basura, de la publicidad y de otras promesas que les hizo. Señalan que, en cambio, a los comerciantes que se ubican en la zona céntrica de Tarma – “ferias tradicionales” – sí les brinda todo el apoyo, sin embargo, a ellos los están tratando como si fueran ciudadanos de segunda.
Por razones que todavía se desconocen, existe un interés de las autoridades, al parecer, de llevar a todos los comerciantes a las calles; Amazonas, Ucayali, Moquegua, Dos de Mayo, Asunción y otras, sin tener en cuenta que la situación de los comerciantes, en esos sectores es complicada debido a los roces que tiene con los dueños de las tiendas y de las viviendas que no los quieren, a diferencia de la otra zona donde, salvo un caso, los vecinos los han aceptado de buena manera.