Una colonia de unos 300 macacos Rhesus salvajes —más de la cuarta parte infectados por el virus del herpes B— se extiende por el estado de Florida, en la costa este de Estados Unidos, lo que preocupa tanto a la comunidad científica como a los lugareños, informó el pasado sábado New York Post.
Esta especie invasora, originaria del sur y el sureste asiático, fue introducida en el área durante la década de los 30 por un operador de cruceros local, que soltó 12 monos en una isla artificial dentro del Parque Estatal Silver Springs, en Florida. Los animales consiguieron escapar y se reprodujeron, llegando así a deambular por zonas residenciales.
En 1984 las autoridades del estado permitieron a los cazadores atacar esta especie, por lo que muchos fueron eliminados. Se calcula que unos mil terminaron en zoológicos o en centros de investigación. Sin embargo, desde 2012 no se han vuelto a tomar medidas.
Ahora los macacos han sido avistados en distintas localidades de Florida como Jacksonville, St. Johns, St. Augustine, Palatka o Welaka. «Las posibles ramificaciones son realmente graves«, explicó Steve Johnson, experto en primates de la Universidad de Florida. «Un macho grande es un animal extremadamente fuerte y potencialmente peligroso», añadió.
Por su parte, Greta Mealey, que trabaja en una asociación de protección de primates y bosques tropicales en Miami, aseguró que esta especie no supone una amenaza importante para los seres humanos. «No van a acercarse ni a interactuar con nosotros, tendrían miedo», indicó. No obstante, reconoció que, probablemente, no sea el tipo de animal con el que uno querría cruzarse.