La tripulación del vuelo 89 de Delta Airlines con destino a Shanghái (China) que este 14 de enero arrojó combustible sobre varias escuelas de Los Ángeles (EE.UU.) aseguró a los controladores de tráfico aéreo minutos antes de los hechos que no llevaría a cabo ese procedimiento.
Un audio dado a conocer por Los Angeles Times reveló que desde la torre de control del aeropuerto de la ciudad californiana se les preguntó en dos oportunidades a los pilotos si necesitaban deshacerse del exceso de combustible antes de su aterrizaje de emergencia, ocurrido 25 minutos después del despegue.
En la conversación el controlador quiere saber si el avión regresará al aeropuerto «de inmediato» o esperará para «quemar combustible». Desde la cabina responden que todo está «bajo control» y que reducirán la velocidad, se mantendrán alejados del terreno y regresarán al aeropuerto. Desde tierra insisten para estar seguros y preguntan de nuevo: «Bien, ¿entonces no tienen que aguantar para descargar combustible o algo así?», a lo que el piloto responde: «Negativo».
A pesar es ello, menos de 20 minutos después, el avión —que volaba a unos 2.300 pies (700 metros)— arrojó el líquido sobre un área poblada, viéndose particularmente afectada una escuela de la localidad de Cudahy, donde el vertido de combustible dejó afectados a 20 niños y 11 adultos. En total 60 personas tuvieron que recibir ayuda.